sábado, 27 de agosto de 2011

ALMA DE ESCRITOR

     Al escritor nadie le dice cuándo tiene que escribir y mucho menos lo que tiene que escribir. Las cosas que tiene que decir ya las dirá cuando llegue su tiempo, porque el tiempo es el mejor amigo del escritor. El tiempo va cincelando lenta, pero concienzudamente, los personajes que el escritor se inventa. Aunque él no lo sabe,, son los trozos de su alma rota, que él se esfuerza en zurcir, sin remedio, aunque tal vez con esperanza.

     Cuando el escritor coge su pluma ya nada ni nadie podrá detenerlo jamás. Es su destino el que lo llama de una forma inapelable e inexorable. A lo mejor es que ya tiene su alma repleta de amargura,, o de serenidad o, tal vez, de ansiedad y locura, de gozo y bienestar profundo,, pero, en cualquier caso, a ese potrillo que le ha crecido en su interior ya no lo puede sujetar más y mucho menos domar. ¿No oyes desde fuera sus relinchos?...

   De El día que fuimos dioses, pág 9, Nota a la primera edición. Editorial Alhulia 2011