Parece que, ahora sí, ya llega el verano. Yo me estoy marchando para mi cabaña de Alicante. Junto al mar quiero afianzar en mi cabeza los últimos giros de mi nueva novela, que empezaré, sí o sí, el uno de junio.
Es curioso, pero yo casi siempre escribo en verano. Su luz y su alegría me dan el entusiasmo suficiente para acometer con ganas algo tan arduo, tan solitario y tan sacrificado como es escribir un libro.
Tengo la historia en mi cabeza. Solo me hace falta ya verterla en el papel. A cinco folios diarios, en cuarenta días, sin faltar ni uno solo, eso sí, tendré el primer borrador. Por si en algún momento me da el bajón por el esfuerzo, pensaré en la recompensa que me he preparado para cuando termine. Siempre lo hago, me lo enseñó un viejo amigo, amaestrador un tiempo de delfines, es el mejor método para conseguir de alguien, inclusive de ti mismo, lo que quieres. Así que, deseando que llegue agosto, con mi trabajo terminado para obtener mi regalo.
FOTO: el pasado verano en Yosemite Park, California.
Y mi agente me pasa mi nueva biografía de autor, que figurará en mis nuevos libros empezando por esta novela. Ahí va: https://www.amazon.es/stores/author/B071DP2WMT/about