martes, 27 de septiembre de 2011

MUNDOS LITERARIOS.

     Se encamó el escritor con la editora. Acabóse la coyunda y el primero le preguntó:

     -¿Me darán el premio por lo bien que escribo o por lo bien que te lo hago?

     Ella le acarició la cornamenta.

     -No damos los premios de antemano, querido. Pero léeme otra vez el final de tu libro, que me gusta mucho.

     Y a él le brillaron los ojos como cuando era un niño.