lunes, 28 de enero de 2019

NUEVO ARTÍCULO DE OPINIÓN PARA EL PERIÓDICO IBEROECONOMÍA : ¿VUELTA AL NACIONALISMO?










LOS RETOS DEL MUNDO FUTURO: ¿HACIA UN MUNDO GLOBAL, O VUELTA A LO LOCAL?

            Decía Séneca hace 2000 años: “No he nacido para un solo rincón. Mi patria es todo el mundo”. Y, ¿cómo no estar de acuerdo con el viejo y sabio filósofo romano en el día de hoy, donde el transporte y las comunicaciones y, sobre todo,  la conectividad inmediata hace que ya nada en la aldea global nos sea ajeno? Deberían ser tiempos, efectivamente, gloriosos para la comunidad global.
            ¿Por qué entonces este brote actual de nacionalismo, de proteccionismo, que recorre los principales países del globo y que pretende reafirmar lo propio y olvidarse de lo ajeno? Dice Donald Trump: los americanos, primero. Dicen los defensores del Brexit:  los británicos, primero. Pero, también, los rusos, los brasileños, los italianos, los chinos… en una marea que hoy por hoy no hace sino crecer.


jueves, 24 de enero de 2019

INVITACION CONFERENCIA ICADE ASOCIACION













INVITACIÓN CONFERENCIA ICADE ASOCIACIÓN: "EMPRENDER Y SOÑAR, ¡Todo es empezar!
Resérvate el próximo miércoles 30 de enero para acompañarnos a conocer quienes son los Emprendedores Soñadores, porque EMPRENDER Y SOÑAR ¡Todo es empezar!
De la mano de Francisco, Alicia y Guillermo Rodríguez Tejedor, autores del libro "Soñadores", en el que presentan las interesantes vidas de 27 emprendedores, conoce las lecciones aprendidas de todos ellos y en particular de Cayetano Ortiz Nieto (WiiHotels y Vidahorro) y Lorenzo Palomares del Cerro (ChineSpain) que nos acompañarán en la sesión.
Icade Asociación te invita a acompañarnos en esta original sesión en ICADE Business School (Rey Francisco, 4) Madrid el día 30 de enero a las 19:30 horas. Asistencia gratuita previa inscripción.


jueves, 17 de enero de 2019

CINE: SEMILLAS











            El otro día estuvimos visionando en la gran pantalla de la sede del EGEDA la primera copia, todavía en bruto y necesitada de retoques en el montaje, sonido y mezclas, de nuestra película, el largometraje “Semillas de alegría”.
            Una película rodada en Angola, Colombia y España, gracias a la ilusión de mucha gente, al apoyo del Gobierno de España a través del ICAA y de la Comunidad de Madrid y al empuje de sus promotores: Manuel Serrano y Cristina Olivares de “Tus Ojos”. Somos media docena de productores (yo tengo el 12,5%) que probablemente se ampliarán a más para afrontar la distribución y el marketing del estreno, previsto para octubre, como muy tarde.
            Al analizar los proyectos que tengo para este año, mientras visionaba de nuevo una copia de la peli en mi ordenador, se me ha ocurrido la idea de escribir un libro basado, como una adaptación muy libre, en el argumento de la  misma.  Volver a la infancia, que ya traté en mi novela “Memorias del Sauce Curvo”, me apetece en estos momentos muchísimo, y más en lugares tan especiales como Cartagena de Indias, Aranjuez o los alrededores de la angoleña Lubango.
            Será un libro breve y hermoso, de lenguaje sencillo y claro, como la mirada de un niño y de buenos sentimientos. Mi novela de género negro, “El astrónomo” que ya iba por la mitad, tendrá que esperar. El mundo lóbrego y oscuro de los bajos fondos y las complicaciones y los dramas de los adultos se pospone para después. Todo tiene su tiempo.
            Y una alegría verme en la pantalla como actor ocasional, en un pequeño cameo, haciendo de arquitecto, que recoge la foto.
            “Semillas de alegría”, buenas semillas de cine, casi fruto granado ya, que también tendrán su expresión literaria próximamente, antes del estreno si Dios quiere.



           ARRANQUE DE LA NOVELA "SEMILLAS DE ALEGRÍA"                                 


1

            Me llamo John. Como John Lenon,  o como John Boham, el mejor baterista de todos los tiempos.  Aunque yo no sé una palabra de inglés. En mi país ahora está de moda poner a los niños nombres ingleses, mejor dicho americanos, quizás porque el vecino país del norte, al otro lado del Mar Caribe en cuyas orillas yo nací, es muy importante. Y muy rico: los Estados Unidos de América.

            Pero, en mi caso, me pusieron John por otros motivos.  Hace trescientos años mi tatatarabuelo, que se llamaba Mazanu Ndabingui, llegó desde Angola como esclavo a estas tierras. Y lo vendieron a un terrateniente de origen irlandés que se llamaba John. Cuando mi tatatarabuelo tuvo su primer hijo, su dueño John el irlandés, tuvo el capricho de llamarlo con su nombre. De ahí, generación tras generación, a los hombres de mi familia como primer o segundo nombre nos llaman John.

            Así que a mí me pusieron John César Maldonado. John, para que no olvide nunca mis orígenes, ni los de mi raza africana, que ahora ya es aquí mestiza. Y César, supongo que para que llegue lejos y sea muy importante. Ese es el deseo de muchos padres. Tan importante como aquel emperador romano que llegó a dominar el mundo. Aunque yo, como mis progenitores, no lo tendré fácil, como ahora veréis, cuando conozcáis mi historia.

            Tengo doce años y todavía no he viajado a ningún sitio. Pero, a pesar de ello,  me siento tan orgulloso de donde nací que podría jurar que es el lugar más bonito del mundo. Porque lo es.

            Hoy he ido a pescar con mi padre a la laguna. Y la puesta del sol que entra, ya muy bajo, por los manglares y reverbera en las aguas que ya se disponen a dormir, es un espectáculo que te llena de belleza. Que te conmueve por dentro. Es más, te hace sentir más bueno, mejor persona, tener mejores sentimientos y luchar por un mundo mejor. Más brillante y tranquilo. Con esa paz y esa armonía que tienen las puestas de sol de la Laguna de Tesca, o de la Virgen, como también la llaman.

            El problema es que, como otros días, no hemos pescado a penas nada.  Antes la laguna era el paraíso de los meros, de los pargos, de los chivos grandes, de las mojarras , de las tisas y de los róbalos. Hoy en día hay pocos peces y son de pequeño tamaño. La laguna ha perdido la mitad de su profundidad, antes era de dos metros y ahora de  poco más de uno.
            Mi padre recoge las redes con un rictus amargo, cansado, derrotado. Yo lo veo y se me encoge el alma. Apenas podemos subsistir con lo que pescamos. Y no nos queda nada que podamos vender en el mercado. Y comprar con ello gasolina y redes nuevas. Y, mucho menos, adquirir una barca más potente que nos permita salir a mar abierto donde están los pescados más grandes.
       Él me ha dicho, mientras caía la noche sobre el lago y sobre nuestros corazones.
            -John, no podemos seguir así.
            - ¿Y qué podemos hacer, papá?
            Pero él ya no me ha contestado. A lo mejor no lo sabe. O a lo mejor sí, pero él piensa que lo que me diría a mí no me gustaría nada. Nada en absoluto. Y por eso permanece en silencio. ¡Qué pena, Dios mío!

            Pero, antes de irme a dormir, alejo la pena de mí. Y pienso en La Boquilla que, como decía, es el lugar más hermoso del mundo. La Boquilla  se halla en el distrito de Corregimientos, un barrio de la ciudad de Cartagena de Indias, que está en Colombia, entre la laguna de Tesca y el Mar Caribe. Una ciudad de una belleza inusual, llena de monumentos, murallas e historia. Rodeada de agua por todas partes y de una vegetación exuberante.  Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: ¡por algo será, digo yo!

             Sí, yo me encuentro muy orgulloso de Cartagena y de mi barrio de La Boquilla, con sus famosas playas de kilómetros de arena y mar cálido. Pero, sobre todo, me encuentro muy orgulloso de sus gentes, sencillas y cercanas,  y, sobre todo, de mi pequeña familia.

            Lo que pasa es que no puedo evitar un último pensamiento, antes de cerrar los ojos en mi camita y soñar con pescados grandes y platos gigantescos y llenos.
            - ¿Qué se propondrá hacer mi padre?
           Su gesto era de una gran determinación. Pero también de un dolor muy grande. O eso me pareció a mí.