jueves, 3 de julio de 2014

DOMINGO




El sol en la ventana
De este domingo de verano
Que te llama
Pero, ¿a qué?

Y el séptimo día descansó.
Las sábanas se alargan.
Quiero decir el tiempo entre la sábanas.
Como si el descanso se multiplicara.




Y, de repente, ya descansado, te encuentras contigo mismo.
Una soledad de lejanas orillas.
Un tiempo que se te ofrece.
A ti.
Un extraño en la película de tu vida.
Con tantos otros protagonistas.

¿Y quien eres tú?
Un portaequipajes lleno de maletas
De preocupaciones, de urgencias.
Durante seis días en que no puedes levantar cabeza.

Hasta que aparece este domingo.
Y de pronto comprendes a tu loro.
Reflexivo y descansado en el palo de su jaula
Y cantarín y alegre , a pesar de todo.

Es lo que buscas tú, este domingo.
Ese reencuentro con la nada.
O con el todo.
De la libertad de ser tú.
De no hacer nada que no quieras.
De columpiarte en la luz.

Mientras las horas pasan.
Y la angustia se acerca.
Difusa. Certera.
Al otro lado de la hoja del calendario.
Que te atosiga por la tarde.
Cuando el sola ya no brilla.

Y las sombras de la noche
Te envuelven y te atosigan
Con las urgencia de ese lunes
Traicionero, recurrente
Que tú habías olvidado
Y, de repente, vuelve,

Como ese amor imposible
Siempre perenne
Al que das esquinazo en una calle
Y siempre vuelve.
Para hacerte sufrir.
Seis días a la semana.