EL
ENIGMA DE RANIA ROBERTS
De Javier
Bernal – Editorial Suma de Letras 2014.
“Un excelente thriller,
bien construido y resuelto con eficacia”
Ya dijo Virginia Wolf en 1924 que una buena novela es aquella que
le hace a uno pensar o sentir. De ambas
cosas tiene este “Enigma de Rania Roberts”.
Yo añadiría por mi cuenta que, además, debe entretener, enganchar como
se dice ahora, y formar, o
informar, en algún aspecto desconocido o
atrayente para el lector que, antes de su lectura, desconocía o conocía poco.
El lector encontrará en esta novela además de una trama concienzuda sobre el
siempre poliédrico y conflictivo
escenario del Próximo Oriente, una serie
de interesantísimas bifurcaciones que te
adentran en vericuetos que van desde el glamour de los altos ejecutivos de las
finanzas neoyorkinas, hasta el mundo de las grandes cadenas de televisión,
pasando por el de los bajos y lúgubres fondos ligados a la extorsión y el
narcotráfico o al abyecto y terrorífico subterráneo donde los sicópatas organizan
y ejecutan sus macabros planes y dan rienda suelta a sus distorsionados
apetitos.
En todas estas variadísimas atmósferas se desenvuelve con
naturalidad Javier Bernal, siempre bien documentado, informado y vivido, a
través de su vasta experiencia internacional, llegando incluso a la excelencia
en algunos descripciones o detalles vinculados sobre todo al ambiente de las
altas finanzas neoyorkinas, con sus glamourosas connotaciones con el mundo de
la moda o de la alta cocina.
A mí lo que más me ha sorprendido de esta interesantísima primera
novela de Javier Bernal es su equilibrio. En una primera obra, y encima tan
extensa, sorprende de verdad la solidez narrativa del autor, su ajuste siempre
a una estructura novelística que parece planificada por un urbanista y ejecutada con rigor absoluto
por un delineante de primera.
Su lenguaje es claro y conciso. Ordenado, preciso y fácil de
seguir. Con pocas concesiones a manierismos y segundas lecturas. Ahí Javier
Bernal gana mucho, porque es un lenguaje que no molesta a nadie y llega fácil
al gran público. Quizá puede perder algo en la intensidad y dramatismo que,
aunque lo tiene sin duda, a veces no parece llegar
a redondear en la cima algunos de los momentos álgidos de situaciones muy crudas y terribles que se
dan en la novela.
Los diálogos fluyen con naturalidad y resultan creíbles, así como
los personajes. Quizá pudiera decirse de
ellos lo mismo que respecto del lenguaje de la obra. Están muy logrados en
general, aunque quizá pudiera pensarse
en elevar sus aristas en algunas situaciones dramáticas o sentimentales.
Pero eso chocaría con el equilibrio con el que Javier Bernal ha dotado a su
novela y que en conjunto, y cuando el lector la termina, valora más que la
eventual profundidad de los dientes de sierra
de los momentos álgidos.
En cuanto a la trama, a mí me ha parecido amenísima, muy variada,
que te engancha desde el primer momento, y que te zarandea con subtramas y
giros que te llevan en volandas de un sospechoso a otro, mientras por el camino
te vas curtiendo y empapando con la fina lluvia de cultura, internacionalidad y
conocimientos de todo tipo que desprende el buen hacer narrativo de Javier
Bernal.
A mí lo que más me ha gustado ha sido el ambiente nocturno de los
jóvenes ejecutivos de Nueva York, donde he disfrutado como si realmente
estuviera allí mismo y el último tercio de la novela donde se anudan y
desanudan todas las tramas que, a mi entender, está resuelto con mucha
maestría e inteligencia. La última escena,
volviendo al mundo de las finanzas, me parece genial, envolviendo de un sentido
circular y perenne el sentido de la vida y la firmeza y resistencia de los
últimos resortes, que no cambian ni parece vayan a cambiar fácilmente, sobre
los que se asientan algunos de los más importantes poderes en el mundo.
Y cuando terminas su lectura, te queda en el paladar el bouquet de
los buenos vinos, de las buenas obras de arte: bien pensadas, construidas con
mimo, generosidad y esfuerzo y resueltas con maestría. No me extrañaría que esta historia saltara al
cine. Tiene buenos mimbres para ello.
Hoy brindo por “El enigma de Rania Roberts”, a la que deseo
larga vida y mucho éxito. Aunque estos deseos ya son una realidad bien
cimentada al día de hoy. Por lo que mi brindis tiene algo también de
celebración y de alegría, con la que me uno a la de Javier Bernal, compañero y
amigo en el mundo de las finanzas, y escritor potente que dejará huella. Si no
al tiempo.
Francisco Rodríguez Tejedor.
Escrito para “El blog de
Francisco Rodríguez Tejedor”. Y también para Facebook y Linkedin.