viernes, 17 de julio de 2015

BERLIN, BERLIN... (1)



BERLIN, BERLIN… (1)

    Yo nunca había estado en Berlín. La verdad es que siempre se me había quedado un poco a trasmano en mis recorridos por Europa. O, quizá, es que en mi subconsciente, yo la tildaba como una ciudad ininteresante para mí.
    Con el tiempo he aprendido que, cuando viajas, en realidad no buscas encontrar los sitios más interesantes, sino encontrarte, a ti mismo, interesante e interesado en los sitios que visitas. Y Berlín me ha aportado mucho de ambas cosas.
     Una ciudad que fue destruida de forma muy mayoritaria por una guerra tan devastadora, ofrece en carne viva, las huellas y las cicatrices de su historia y del nazismo que la sometió durante años. Pero, también, las ganas de vivir, de rehabilitarse, de mostrarse diferente y única, para encontrar su propio sitio dentro de las grandes ciudades europeas.
     Impresiona su Isla de los Museos, junto al río Spree, con 5 imponentes y excelsos almacenes de arte de primerísimo nivel. Lo que ocurre es que la gente tiende al reduccionismo y a la simplificación: grandes aglomeraciones para ver  el busto de la reina Nefertiti y el Altar de Pérgamo y decenas y decenas de salas, absolutamente vacías.
     Sorprendía ver las esculturas y los cuadros sin espectador alguno y las terrazas de los bulevares de bote en bote. Exactamente como aquí. Se estaba poniendo el sol cuando salí y reparé en una frase en latín esculpida en las piedras centenarias de uno de los museos: “El arte nunca debe ser ignorado”.

     Ahora sé que no la vi. Sólo retumbaron en mis oídos sus gritos mudos hechos de granito y de abandono. Berlín, Berlín…