lunes, 28 de noviembre de 2016

¡¡¡BASTA YA!!!



¡¡¡BASTA YA!!!
El otro día fui a la Universidad Autónoma, a mi facultad de Económicas, en busca de recuerdos para mi nuevo libro. Y esto es lo que me encontré en el tablón de anuncios. El estremecedor aldabonazo de esta pesadilla que no cesa.
En imposible desagravio a nuestras mujeres, amigas y compañeras he buscado entre mis versos unos cuantos dedicados a ellas.





ANCHO MAR.
Amanece el día y los momentos son como regatos. Como arroyos que recogen el agua de la las laderas. Y la llevan por valles soleados, por hoces llenas de chopos, por torrenteras henchidas de brillos y de espuma. Hasta que desembocan en el río grande al atardecer. Que es una inundación de lejanas orillas. Un caudal gigantesco que embalsa todos los instantes del día. Y allí estás tú. Al final del río. 
Tú eres el ancho mar. Que me espera como cada noche. Donde yo me vierto y me diluyo. Donde abro las compuertas y fluyen todos los instantes del día que yo acumulé. 
Y la noche nos abraza y nos hace uno. Y queda, luego, una superficie horizontal y densamente oscura y azul, que es el suelo líquido de donde emergen las estrellas. Mientras allá en lo hondo, en el fondo marino, rodeada de aliento y de silencio, crece, una noche más, una capa de légamo, un sedimento íntimo, una argamasa de nuestras esencias, con las que la noche va construyendo ese edificio en donde viviremos eternamente.
EL FINAL.
Cuando la soledad me llegue y me empape hasta la piel. Cuando los demonios sean solo como tigres de papel. Cuando ya no grite ni de miedo, ya lo sabes, ni me ponga en la cabeza más coronas de laurel. Cuando ya no recuerde ni tu risa y a penas me mantenga en pie. Todavía entonces, ya lo sabes, en el último momento, ciego, sordo y mudo, cuando bajen la persiana, tú serás mi fe.

F.RT. / Para blog y redes sociales.