Ya sabes que solo el futuro existe. El presente es un instante
efímero y el pasado dejó de ser hace tiempo. Pero a ti te gustan los
recuerdos y allí buscas tú ,
precisamente, tus esperanzas para
continuar con la lucha de la vida.
Ya sabes tú que solo la
juventud tiene futuro. Los demás solo son, somos te dices con cierto dolor,
barreras que derribar. Muros que detienen a ese futuro que llega.
Ayer fuiste a una universidad puntera. Quizá la más puntera de
España y una de las más preclaras de Europa en estos momentos. Y tuviste el
placer de trabajar con los jóvenes que empezarán curso universitario en el
próximo septiembre: Diseñar empresas
para el futuro, negocios brillantes para
la gente que llega, pintar los sueños que harán prósperos a los nuevos hombres
de negocios.
Estos fueron sus sueños: Redes sociales nuevas para promocionar la
música, ese lenguaje sonoro que golpea al cerebro y al corazón de la juventud como ninguno. Localizadores, a
base de bluetooth y GPS, de objetos
perdidos, para gente con mala memoria o inclusive alzheimer. Drones para
mensajería, llevar medicamentos a sitios inaccesibles o, simplemente, regalos de amor a parejas
lejanas. Y, por supuesto, cremas, infusiones, artilugios y pócimas para
rejuvenecer, para volver a ser jóvenes o, al menos, aparentarlo y, ojo,
dedicadas fundamentalmente a hombres, fueron lo que presentaron.
Alguno será trending topic en breve. Lo sabes. Cada tiempo tiene
sus héroes. Sus líderes. Y tú lo verás.
Serás testigo y, quién lo sabe, si también usuario de tales inventos. Los jóvenes tienen la fuerza, el empuje, la
fe inquebrantable que les da la naturaleza. Ellos son los protagonistas del
tiempo que viene. Y aquí paz y después gloria. Siempre ha sido así. Y siempre
lo será.
Pero, inclusive cuando tú eras joven, te gustaba pensar en tus
recuerdos. Saborearlos. Volverlos a vivir.
Y siempre los revestiste de un áurea de paraíso. Paraíso perdido
tal vez. Un paraíso al que volver.
No sé si los jóvenes de hoy lo hacen. Supongo que sí. Que tal vez.
Que, de vez en cuando, también.
Porque puedes imaginar un futuro mejor, inclusive maravilloso. Que
sea como un catalizador, como un imán que te atraiga y te lleve hasta allá.
O también puedes pensar en algo mucho más fácil: Puedes imaginar que
ya lo tuviste alguna vez. Ese mundo maravilloso con el que sueñas. En el
pasado. En tus recuerdos. Y, entonces, será más fácil volver a tenerlo en el
futuro. El viejo pensamiento romántico.
Tal vez, piensas, sois una
vieja especie a extinguir. Pero si los jóvenes de hoy sueñan en cremas,
liftings, pócimas para no perder la juventud, tú tienes el derecho a ir a la
fuente donde mana la que tú una vez tuviste. La que te hace volver a sentirte joven
de nuevo y sentir, otra vez, que el mundo es tuyo. Y pelear por él
como un joven más.
Tal vez por eso, y solo por eso, tú escribiste esa nueva novela de
MEMORIAS DEL SAUCE CURVO. La novela que te hace sentirte niño de nuevo.
Porque siempre se alcanza el futuro apoyándote en un pasado que te
pareció maravilloso y puede volver a repetirse. Porque si no ¿el futuro en qué
se asienta?
Francisco Rodríguez Tejedor. Para el blog
www.eldiaquefuimosdioses.blogspot.com