EL REINO DE AKABA
Uno de las mayores premios del oficio de escribir es conocer a gente interesante. Como a mi compañero y amigo Tino Cuadrado. El otro día estuve presentando su libro junto a Federico Correa Gil de Biedma y lo pasamos bien. Además fue un placer prologar este excelente libro de aventuras.
Ahí va lo que escribí tras la lectura de este preciosa novela.
"La magia de las palabras"
La palabra mitología procede de la unión de
estos dos vocablos griegos: Mythos (discurso o relato de hechos) y Logos
(Habilidad para expresar oralmente los pensamientos).
Por tanto, la mitología sería un conjunto
de mitos, es decir, de relatos o
leyendas que configuran la profunda tradición de una cultura que arranca en la antigüedad de los tiempos.
Estos mitos han llegado hasta nosotros
gracias a los primeros magos de las palabras: aquellos narradores orales, que
contaban y transmitían las historias de su pueblo para cohesionarlo por una
parte y, por otra, para que no se
perdieran. Una de las grandes mitologías de la antigüedad, junto con la griega
y la romana, es la escandinava o vikinga, que da cimiento a la original historia
de “El Reino de Akaba”
Así que los escritores de ahora, en
realidad, seríamos los herederos de aquellos narradores de las mitologías, que buscaban, sobre todo,
el origen de la existencia de su pueblo
y, aún más, la misión especial que recaía sobre el mismo y que no debía
provenir de ninguna otra fuente que no fuera el dios, su dios, que los había
creado y que era, de alguna manera, a su
vez, su rey.
Yo conocí a Tino Cuadrado precisamente en un crucero por el Mar
Báltico, donde él, entre otras cosas, ya
se documentaba sobre este libro primigenio que debería ser el primer aldabonazo de su carrera de
escritor. A mí me habló entonces mucho de él, mientras compartíamos aquellos
maravillosos atardeceres en cubierta.
Pero, luego, arrancó su carrera publicando
dos novelas espléndidas: “El último hogar que nos queda” y “Los amores
infinitos”, mientras dejaba fermentar en su bodega, hasta que adquiriera la
textura y el poso que él buscaba, este “Reino de Akaba” que, es entre otras
cosas, un profundo y sentido homenaje a la vocación de escritor, oficio que ya
entonces los dos abrazábamos con
determinación en nuestro interior.
Y en esta novela, a través del joven protagonista Samuel, el autor trata
de unir precisamente aquel mundo primero de los narradores de las mitologías
con el escritor de hoy que, como aquellos, sólo atiende a los códigos de
compromiso y honor con el Reino de Akaba, que es el reino ético de los magos de
las palabras.
Para ello el joven Samuel deberá completar una arriesgada misión en tierra
vikinga, que es un completo tratado de un buen libro de aventuras y
viajes: pleno de monstruos, animales fantásticos,
dificultades sin cuento, piedras mágicas, brujas y pócimas y la eterna lucha
entre el bien y el mal, es decir entre el buen dios y el demonio (aunque aquí
sean Odín y su hermanastro Hodur).
Todo ello, eso sí, acompañado por la bella vikinga Freya, que servirá de
contrapunto entre aquel paraíso perdido y el mundo actual de Samuel, a través
de una amistad creciente e incluso de un amor entreverado y romántico.
Se lo pasarán bien con este libro. En él se exhibe un gran derroche de imaginación y
donde, a cada dificultad superada , espera la siguiente, todavía más arriesgada.
Y conocerán y disfrutarán de la mitología vikinga, en aquella época en
la que los hombres hablaban y negociaban a diario con sus dioses, mientras
blandían su espada contra dragones, serpientes gigantes y monstruos de toda
calaña, que trataban de impedirles el cumplimiento de la misión que tenían
encomendada y en la que creían.
Y, todo ello, narrado con la convicción de este autor que decidió, un
día, ser súbdito del Reino de las Palabras
en aquellos atardeceres bálticos. Y vivir y hacernos ver, a los demás,
su magia.
FRANCISCO RODRIGUEZ TEJEDOR
Ha publicado entre otras obras: “Memorias del Sauce Curvo”, “El día que fuimos dioses” y “Los mejores 101
momentos de amor”.