VIL E INFAME
Ya sé que ganas
todas las batallas.
Que camino, a rastras, de tu mano.
Por senderos que yo no quiero.
Y que me llevan al recodo
donde se pierde toda luz.
Ya sé que soy tu
hámster
pedaleando en tu noria infinita.
Yendo a ninguna parte.
Con esa ilusión y paciencia
que deben parecerte un chiste.
Ya sé todo lo
que tú me has enseñado
a golpes de dolor y de silencio.
Y que no vas a cambiar, ni a conmoverte.
Que no te temblará el pulso, ni el alma,
cuando me acerque a la noche.
Ya sé que tú me has enriquecido
solo en una cosa: ese
inmenso almacén
que has construido en mí,
con tu transcurrir implacable.
Y que llaman la memoria.
Ese depósito enorme
donde yo voy acumulando
como celoso perro guardián
todo lo que me va quedando,
todo lo que tú me has ido rompiendo.
Día a día,
aliento a aliento.
¡Tiempo vil e infame!
Que no te cansas nunca de
hacerme más y más viejo.
Y solo sabes que llenarme
la mente de recuerdos.
Ese almizcle entrañable
de alegría y de dolor.
De todo lo que en
algún momento tuve,
y, día a día, más pronto
que lento,
luchando contra tu inclemente reloj
tú me has hecho ir perdiendo.
Escrito para el blog de: www.franciscorodrigueztejedor.com