Decía Maurice Debesse:
“La educación no crea al hombre, le ayuda a crearse a sí mismo”. Y Sócrates, el
gran sabio griego: “No puedo enseñar a nadie, solo hacerles pensar”. Y, por
último, y con lo que me quedo hoy, es en lo que creía el gran Nelson Mandela:
“Enseñar a otros cómo conseguir sus sueños es el arma más poderosa que puedes
utilizar para cambiar el mundo”.
Ojalá uno fuera la
mitad de sabio, o la cuarta parte de buen maestro, que estos grandes hombres,
pero la experiencia de enseñar siempre me gustó. Y de aprender y rodearme de
gente joven.
El otro día nos
invitaron a Fundación Tomillo, esa gran ONG que cuenta ya con 700 profesionales
y cooperantes y que están haciendo una grandísima labor en la formación y en la
empleabilidad de jóvenes, y no tan jóvenes.
Tienen un curso de
Emprendimiento que se llama ïtaca, como la tierra de promisión de Ulises, y todos sus alumnos de este año, habrá tres o
cuatro sesiones más, van a contar como regalo un ejemplar de nuestro libro
Soñadores, patrocinado por algunos protagonistas reales del libro y también por
los autores.
Fue una auténtica
experiencia docente y discente y también compartir presentación con mis hijos,
con los que no siempre estoy de acuerdo, ni mucho menos, y, además, mucho más
cercanos en edad a la mayoría de asistentes. Es decir, por el mismo precio uno
enseña y a la vez aprende.
Fue en la calle
Serrano de Madrid, en un precioso chalet, que luego nos enteramos que era la
casa familiar de la familia Lantero, los precursores de Fundación Tomillo hace
ya más de 30 años y a la que donaron este elegante y valioso inmueble. Eso son
donaciones y lo demás tonterías.
Volveremos a
Tomillo en otras sesiones presentando a emprendedores y maestros visionarios
protagonistas del libro. Y también a aprender de personas que ese día hacen de alumnos pero que también son
maestros en mostrar y compartir sus
sueños.
NOVELA “SOÑADORES”:
primeros capítulos en: