jueves, 2 de abril de 2020

GRANDEZA






Llega tu cumpleaños.
Y quiero escribirte,
recordarte,
todavía más.

Ya no me cabe dentro tu grandeza
que crece como una escultura inmensa
de ti mismo
y de todo lo que hiciste por mí.

¿De dónde sacaste tanta fuerza,
tanta previsión, tanto orgullo?
Añoro tu cabeza de ingeniero,
tu incansable tesón,
tu inteligencia,
tu fortaleza.

El hueco de lo que fuiste
no deja de agrandarse.
Y de lo que yo fui para ti,
tampoco. Ahora lo comprendo todo.

Sí, me dejaste todo lo que me diste,
que crece y crece en mí,
cada día,
como una yedra verde que escala
las más bellas y esbeltas paredes.

Me va a faltar tiempo
para aprovechar tanta simiente,
tanta enjundia,
cuya abundancia revienta ya
el cobertizo de mi memoria.

Otra vida larga hubiera precisado,
esa es mi pena,
para alcanzar como hijo,
 la altura
de tu amor de padre.
Así que tengo que seguir queriéndote.

Pero, para lo que no necesito
ningún tiempo adicional de los relojes,
es para estar repleto, por dentro, del mayor orgullo:
que es sentirme profundamente amado
por alguien tan valioso, y tan querido, como tú.

Escrito en el día de tu cumpleaños.