lunes, 18 de mayo de 2020

VICTORIA






       ¡Cuántos proyectos calendados para 2020 hemos tenido que olvidarlos, aplazarlos, reconvertirlos! E, inclusive, todavía no sabemos ni qué hacer con algunos de ellos. Este reto, este problema, nos afecta a casi todos. Nosotros teníamos una película de cine educativo muy avanzada: la segunda parte de Semillas de Alegría que contaba con guión, elenco artístico y técnico, diseño de producción, etc. Ha habido que aplazarlo todo a marchas forzadas. Todavía no sabemos cuándo abrirán los colegios, ni de qué modo, ni cuándo podremos rodar con niños. Ha sido un bajonazo tremendo.
        Pero…, de repente, hay unos días de buenas noticias, el confinamiento parece que llega a su fin y la primavera llama a nuestra puerta con sus nuevos ropajes llenos de luz y de alegría. Y la mente de las personas, por una inercia irrefrenable empieza a pensar en el futuro, a soñar en recuperarse de este batacazo y en volver a empezar. Así lleva el mundo desde que es mundo, levantándose una y otra vez después de cada postración. En nuestro grupo de productores, los más jóvenes son los primeros que han tirado hacia delante: la fuerza y la imaginación y la creatividad de la juventud son imparables. Los más mayores solo ponemos la sensatez y la experiencia para canalizar la fuerza de esta tromba de agua nueva y que no se desboque. Un grupo unido y con ganas, en cada instante, da pasos de siete leguas. Habrá nueva película. Por Dios que la habrá. Solo pedimos que el virus nos respete julio y agosto. Y ya tiene nombre. No podía ser otro. Se llamará Victoria. Por lo menos la moral de la ídem no nos falta.





       Las personas al final siempre acabamos echando globos al cielo. Con la esperanza de que alguno llegue a las estrellas. Hoy precisamente me dice mi agente que más de mil quinientos nuevos lectores han adquirido mis libros, de un escritor emergente y poco conocido, ojo, en España y en América, en nuestra reciente campaña de libros gratis y baratos para el Quédate en Casa. A diez horas por libro, eso supone que se invertirán 15000 horas en soñar, en olvidarse de la realidad, quizás para mejorarla o, simplemente, para hacerla más llevadera. Porque la gente, como en el título de nuestra película, quiere volver a sentirse bien, quiere volver a ganar.

  

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