lunes, 8 de marzo de 2021

UNA BANDADA DE PALOMAS

 


Una bandada de pájaros surca el cielo.
Tus ojos de niño la miran.
El sol brilla.
Sí, tú la observas fijamente.
Te gusta mirar a todos los horizontes
que sientes que te esperan.

A tu espalda, el manto protector de tus padres
que sabes que te aman.
La compañía de tu hermana,
tan fraterna
tan cercana.

La sonrisa de la hija de la maestra
que te llena el aire de esta mañana,
misterioso, perfumado de esencias,
¡y de poesía!

¡Y las palomas vuelan,
ebrias de horizontes!
Navegando ese cielo lleno de luz.
Pleno de esa paz y de ese futuro
que recordarás medio siglo más tarde.

Cuando tus padres ya no están,
quizás navegan también el cielo,
convertidos en inocentes palomas.
Como tu hermana,
todavía cercana,
pero que aletea su propia vida.

Y la sonrisa de tu amor,
en la que tú buscas la poesía
y la alegría
de esta vida,
llena de soledad y de infortunio.

Sí, una bandada de palomas
cruza el cielo otra vez.
Y una vida se gasta
mientras el cielo, impertérrito,
te mira a ti.



Mientras tu cara se puebla de arrugas,
que son las estrías duras
que cría el tiempo,
en el que tú viertes,
día a día,
tus errores
y tus aciertos.

Como las palomas bracean
en el aire de esta mañana,
de nuevo,
y lo pueblan
de ese esfuerzo alegre,
y triste,
melancólico,
a un tiempo.

De ese inmenso dolor que cubre,
sin embargo, de esperanza
esta mañana que llama
a la primavera
que ya llega,
una vez más.

Entre los almendros floridos,
que nunca descansan,
con su brillo de organza
y de espuma
que vuelve a renacer.

Otra vez, tú,
mirando al cielo,
observando
a tu alma,
de nuevo.

Un año más.

Otro año más.

Una bandada de palomas
que se mece
en tu viento.