sábado, 4 de diciembre de 2021

REMATANDO LOS ÚLTIMOS CAPÍTULOS DE "MIL PALABRAS PARA LA FELICIDAD"


Sí, rematando los últimos capítulos de este diario que recorre todo un año en la búsqueda de la felicidad.

4 de diciembre
“El pasado está escrito en la memoria y el futuro está presente en el deseo”
Carlos Fuentes
“Lo pasado, pasado. Hay un futuro para todos los hombres que se arrepienten y que tienen energía”
Edward George Bulwer-Lytton
“Si quieres que otros sean felices, practica la compasión sobre su pasado. Si quieres ser feliz, practica la compasión contigo mismo”
Dalai Lama


BERLÍN COMO SÍMBOLO


Yo nunca había estado en Berlín. La verdad es que siempre se me había quedado un poco a trasmano en mis recorridos por Europa. O, quizá, es que en mi subconsciente, yo la tildaba como una ciudad ininteresante para mí.
Con el tiempo he aprendido que, cuando viajas, en realidad no buscas encontrar los sitios más interesantes, sino encontrarte, a ti mismo, interesante e interesado en los sitios que visitas. Y Berlín me ha aportado mucho de ambas cosas.
Una ciudad que fue destruida de forma muy mayoritaria por una guerra tan devastadora, ofrece, en carne viva, las huellas y las cicatrices de su historia y del nazismo que la sometió durante años. Pero, también, las ganas de vivir, de rehabilitarse, de mostrarse diferente y única, para encontrar su propio sitio dentro de las grandes ciudades europeas.
Impresiona y conmueve observar el muro de Berlín o el Monumento al Holocausto de los Judíos, como cicatrices dolorosas que jalonan su pasado reciente. Junto a ellos impresiona también la Isla de los Museos, junto al río Spree, con sus cinco imponentes y excelsos almacenes de arte de primerísimo nivel.
Pero conmueve, todavía más, cómo esta ciudad dividida durante décadas discurre ahora llena de vida, de terrazas con un ambiente animado y multicultural, de jóvenes que la han descubierto, como también me ha ocurrido a mí, y la disfrutan y hacen planes continuos en ella.
A mí Berlín me parece ahora una ciudad más feliz que muchas otras. Ha recuperado su orgullo, su autoestima, su gusto por la integración y por la vida. Y eso se nota, lo nota cualquier visitante, como lo he notado yo.
Sí, por muy oscuro y doloroso que haya sido el pasado, nada puede contra las ganas de levantarse y ponerse uno en pie, contra las ganas de trabajar y recuperar el sitio que una vez se tuvo, contra las ganas de vivir de nuevo, de gustar, de gustarse uno mismo y de gustar a los demás, nada puede contra las ganas de ser feliz.
Y con esto me quedo hoy, que es un soleado día de diciembre que, poco a poco, avanza y nos aboca al final de año y sus conclusiones. Sí, se puede uno recuperar y ser feliz a pesar de un mal comienzo, de un mal pasado. Berlín nos lo confirma con su gran sonrisa.

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