NOCHE DE VERANO: UNA CITA
La sangre golpea las sienes,
esa piel de tambor,
a ritmo de desbocado fuego.
Tú manejas los tiempos
Yo te espero.
Y tú me ofreces
ese roce de medias
que caen como se deshoja
a los lirios.
Tú vienes por el camino de las verdes revueltas,
yo por las torrenteras y los desgalgaderos.
Hemos quedado en la fronda.
Tú esperas los susurros al oído,
Yo, encontrarme con tu cálido aliento.
Estalla la tormenta…
Y queda, luego, ese reducto de intimidad,
ese espacio estrecho
y denso.
Yo quedo desarmado,
Tú escuchas el latido de
mi pecho,
que va distanciándose en la noche,
ronco
y lento.
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