Tras los nervios de los días previos, llegó el momento. Ya solo recuerdo la emoción inmensa, el amor y la alegría que respiramos aquel 26 de abril que ya siempre quedará en nuestra memoria. Sentimientos compartidos con las familias y amigos de ambos. ¡Alicia y Rubén, que seáis inmensamente felices!
Ahí va, para este diario literario y personal. este recuerdo imborrable de aquel día, las imágenes más importantes, las de dentro de la iglesia, quedan como es lógico para nosotros.
