sábado, 15 de octubre de 2022

NO MIRES ATRÁS. AQUEL VIAJE INICIÁTICO.

 

(PARA "LEJOS DEL SAUCE CURVO")

Aquel día, mientras corríamos, como todos los domingos por la mañana, en el circuito de running de la Casa de Campo, me lo dijo, le salió del alma:

–Germán, tenemos que huir de aquí. ¡Hagamos un viaje juntos!

Me detuve en nuestro trote y lo miré:

–Pero para el verano todavía queda...

–En cuanto empecemos a pensar en ello, a organizarlo, ya habremos salido de aquí.

Tenía razón y no pude por menos que dársela, a mi amigo, Dani Díaz. Un chico de mi edad, también de El sauce curvo, que había nacido en mi misma calle, en la carretera. Sus padres habían emigrado antes que los míos y no habíamos ido a la escuela juntos, pero nos conocíamos de los veranos y últimamente me había convencido para acompañarlo a correr, él venía a buscarme un domingo a mi casa y yo iba otro a buscarlo a la suya. ¡A las ocho!

No salíamos juntos, cada uno tenía su pandilla, pero cuando corríamos nos poníamos al día. Eran conversaciones depresivas y nostálgicas. Él estaba hecho polvo con una relación intermitente que mantenía con una compañera universitaria, intermitente a pesar suyo, claro. Venía destrozado a nuestra cita, sobre todo cuando no había estado con ella, sino bebiendo para pasar el trago, nunca mejor dicho. 

Yo, había llegado a aquel último año de carrera, con la lengua fuera, agotado y sin ilusión. Aquella conversación a tumba abierta que había mantenido, ¡por fin!, con Rosa María, me había dejado sin horizontes. Tenía novio, o salía en serio con alguien, me dijo. Deduje que solo había sido para ella un tonteo, un disfrutar de la alegre sensación de tener a alguien rendido a tus pies. De hecho me lo dijo: "¡A ti se te notaba mucho!". ¡Toma nísperos! ¡Las mujeres pueden ser de lo más crueles cuando descubren que no les interesas un pimiento y deciden alejarte sin miramientos de ellas! Probablemente no había significado solo eso para ella, todavía quedaban en mi mente sensaciones de conexión recíproca, pero eso era lo último que debía pensar. Así sería imposible olvidarla. Decidí quedarme con la literalidad de sus palabras. Y cerrar aquel libro, aquella historia para siempre. Y en eso andaba, buscando sucedáneos, sucedáneos intermitentes y momentáneos, en este caso por voluntad mía. No me apetecía estar unido a nadie. Solo a mi tristeza.

Así que, Dani y yo, nos hacíamos adultos hablando de nuestras penas. Escupiendo y hasta echando la pava, de todo el alcohol y el tabaco que habíamos ingerido la noche anterior, realmente hasta dos o tres horas antes de nuestra cita. Empezábamos a correr ya agotados, nos fustigábamos recordando aquel tiempo nostálgico que ya no volvería y acabábamos desayunando, mucho más cansados y tristes que habíamos comenzado.

¡Hasta aquel día! ¡En el que todo empezó a cambiar!

 Fue mi primer viaje con amigos. Solos Dani y yo, en mi flamante coche nuevo. Hasta entonces no había tenido vacaciones por los veranos, en mi empresa se cogían por rigurosa antigüedad, pero aquel año era diferente. Me iría a la mili el 1 de septiembre, así que me dieron todo el mes de agosto. ¡Aquello era jauja!

Llegamos a Valencia. Y no pudo empezar mejor la cosa. Logramos dejar el coche muy bien aparcado. Me presenté en la Oficina Principal de mi banco. Y les solté que venía de la Dirección General Internacional. Aquellas tres palabras juntas les impresionaron, máxime cuando les di el nombre del Director General, al que yo apenas conocía. Me dejaron aparcar en la mejor plaza y rodearon el coche con una cadenilla, por los quince días que estaría fuera de Valencia. 

–No sabía que eras tan importante –me susurró al oído Dani.

–Ni yo.

Comenzamos con una buena dosis de autoestima.

Y nos dirigimos al puerto. Cogeríamos el barco de la Transmediterránea con destino a Ibiza, ah, Ibiza, Ibiza..., que salía a las doce de la noche. 

Nunca olvidaré cuando subimos al barco. A la cubierta. Nosotros no viajábamos con derecho a asiento y mucho menos a camarote, sino casi de polizontes, en lo que llamaban toldillas de cubierta. Pero allí estaban todos los jóvenes. Una marea de chicos y chicas con ganas de explotar su juventud.

Dani había tenido la idea de rellenar de ron y coca cola nuestras cantimploras. En cuanto comenzamos a ofrecer, nos convertimos en los reyes del mambo. Intimamos con un chaval muy especial, Suso, que había venido el tío solo desde Asturias haciendo autostop y que ya no nos abandonaría en los quince días siguientes. Y con una pandilla estrambótica de cuatro chicas y una especie de gañán enorme que parecía su semental, su gallo de corral. Trabajaban en la novedosa fábrica de Ford de entonces, en Almusafes, y eran más cachondas que la verbena. Debían estar hasta el gorro, como nosotros, de penar durante todo aquel largo año, y ansiaban por llegar a Ibiza y soltarse el pelo y que le diera la brisa. 

Estuvimos cantando, bebiendo, bailando y fumando toda la noche, hasta que llegamos a la amanecida a Ibiza. Nos bajamos del barco e íbamos los ocho abrazados por las calles, respirando aquellos aires de libertad.

De pronto, Isabela, que era la más lanzada de las chicas, o la que más bebida iba, se separó y dijo:

–Me sobran muchas cosas, aquí no me hacen falta –y se agachó y se quitó los pantalones, quedándose con unas braguitas negras, apenas cubiertas por los faldones de la blusa.

Luego se nos quedó mirando, hasta que el gañán soltó:

–Chicas y chicos, pues tendremos que hacer lo mismo, ¿no?

 Y de esta guisa, después de meter en nuestras mochilas nuestros pantalones, nos dirigimos a la primera tienda que vimos a comprar todo el alcohol que nos cupiera en nuestras cantimploras.

Dani y yo nos miramos el uno al otro. La noche había sido tan excitante que era la primera vez que lo hacíamos.

–Las proletarias siempre han sido unas revolucionarias –sentenció.

Sonreí. Nosotros también lo éramos. Aunque tuviéramos nuestro título universitario colgado ya en nuestra habitación.

Se oyó la voz de aquel gañán que, ahora que lo conocíamos, era un trozo de pan más allá de su imponente fachada.

–Vamos a ir a aquel pinar y plantamos las tiendas. Habrá que dormir la mona, ¡digo yo!

Sí, aquel fue mi viaje iniciático, donde dejaba atrás la adolescencia y primera juventud. Y empezaba otra cosa. Yo no sabía exactamente el qué. Pero había terminado mi formación universitaria y me acababan de llamar a filas, tenía un año por delante para pensar, para disfrutar, para dejarme llevar por aquella juventud  rabiosa, a la que había tenido confinada en un cajón y que reclamaba atención. Para vagar por las playas, por los bellos miradores, pero también por los callejones de la noche y sus vericuetos, por los caminos extraños que te marcan los latidos de tu corazón...

Sí, hoy he recordado aquel tiempo. Los Burning, ese grupo auténtico hasta la médula, que me ha acompañado desde entonces, suena de nuevo. Los Burning, ese grupo de perdedores, que nos recuerdan que nosotros también perdimos algo en aquellos años. Nosotros también fuimos expulsados del paraíso de aquel mundo idílico de nuestra primera juventud. De nuestros sueños puros y románticos. De aquel primer amor. Y nos dejaron desnudos en plena calle. Sin nada que ocupara nuestra cabeza. Hasta que nuevos sueños, nuevos proyectos, nuevos ideales sustituyeran en nuestra mente a aquellos primeros que nos dejaron derrotados y heridos. Frustrados.

No mires atrás, nos dicen los Burning. Corramos juntos. Huyamos de esta ciudad. Así son los viajes en la juventud. Entonces todo se hacía más tarde, ahora estos viajes iniciáticos los jóvenes los realizan cuando terminan el bachillerato, o antes. Sí, huyamos de esta ciudad, de esta etapa de la vida que se acaba. Vayámonos a Ibiza, o a Bali, o a Hawai-Bombay... A ese sitio maravilloso, a ese paraíso, donde encontrar un ideal que tire de nosotros de nuevo hacia adelante. La vida es una huída permanente. Para llegar no sabemos dónde. Como mis pensamientos que vagan por mi memoria sin orden ni concierto. Buscando no sé el qué. 

Pero no me importa, me quedan los Burning.Y Luz Casal. Me queda la música y el perfume de lo que fui. Y este libro de recuerdos que es como vivir todo aquello de nuevo.

https://www.youtube.com/watch?v=kC11lMn4SeQ