martes, 27 de diciembre de 2011

EL BLOGUERO INVISIBLE



EL BLOGUERO INVISIBLE.

Queridos amigos:

Kayena, desde su blog http://kayenalibros.blogspot.com/ ha tenido la feliz
 idea de fomentar esta iniciativa. Se trata de que un bloguero se convierta en
 amigo invisible regalando para Reyes uno de sus libros favoritos a otro blo-
guero que le corresponderá por sorteo y viceversa.

Creo que es una muy bonita iniciativa para fomentar la cultura y también
para incentivar la ilusión de estos días.

Yo me estoy sumando, encantado, a la misma y os invito, si también os hace
 ilusión, a participar.


Un abrazo para todos.

martes, 20 de diciembre de 2011

MIS LIBROS PREFERIDOS: "FOTOS DE UN ADIOS" de MARIA NARRO.






FOTOS DE UN ADIOS. De  María Narro.

Hoy he leído en el periódico los resultados de una encuesta que han hecho en los EEUU. Querían saber las  profesiones que producen más felicidad.  Y una de las primeras es, a lo que parece,  el oficio de escribir. La cuarta, concretamente. Tras sacerdote, bombero y fisioterapeuta. Entre cientos de ellas.
Pero yo ya lo sabía. A pesar de lo poco que se gana, como también se dice en este mismo informe. Solo hay un placer equiparable a escribir un buen libro: tener la oportunidad de leerlo.
“Fotos de un adiós” es un libro entrañable, conmovedor, emocionante.  Un libro que te llena de alegría por dentro, pleno de vida, también de sufrimiento.
Yo no sabía lo que era la Ataxia de Friedrich, ese señor que según cuenta María Narro fue a cenar una noche a su casa y ya no se marchó jamás.  En Wikipedia se dice lo siguiente: Es una enfermedad neurodegenerativa que provoca en los afectados, de manera imparable, una pérdida de muchas de las funciones necesarias para una autonomía personal y, en un tiempo más o menos corto, se ven obligados a utilizar una silla de ruedas…
El señor Friedrich no se da a conocer  inmediatamente. Antes, de una forma larvada y sibilina va haciendo su trabajo de demolición. Cuando eres un niño y, de repente, no puedes correr como los otros, ni coger bien la pelota, te asaltan preguntas por las noches, sobre por qué eres diferente, singular, más torpe y descoordinado. Y fallas también en los estudios y aparecen los primeros síntomas que alertan a tus padres de que algo pasa.
María Narro relata la aparición de su enfermedad cuando era una niña alegre, divertida, que le encantaba bailar. Y luego, todo el proceso, doloroso, lleno de renuncias, de culpas, de miedos, de inseguridades, hasta que se atreve a mirar de frente al Sr. Friedrich. Todo el mundo, cuando la adolescencia avanza y el velo de la inocencia de la niñez va cayendo, se reconoce a sí mismo. Toma consciencia de las cartas que le han tocado en el juego de la vida. Y cuando son todo bastos, y más bastos, y siempre serán bastos, puede ser un momento aterrador: Por qué yo, qué he hecho para merecer esto, qué sentido tiene la vida…
María Narro lo cuenta todo con una naturalidad y espontaneidad que te llega al alma. Para ser escritor hacen falta dos cosas: Tener algo que decir y decirlo de una manera especial, diferente.  Y María Narro es una escritora, como la copa de un pino. No es fácil, no tiene que serlo, narrar una historia personal de este calibre, “esparcir las prendas de nuestro amor sobre la mesa”, que decía Serrat a otros efectos. Porque yo no encuentro culpa, ni rencor, ni moralina en su mensaje. Esto no quiere decir que no haya momentos en la vida de May, la protagonista, de todo esto. Claro que sí. Pero en el discurso general de la autora predomina una exposición de los momentos vitales, de las emociones, de los sentimientos que embargan a  la protagonista y que permiten al lector vivir de alguna manera también él esa  vida. Porque leer un libro es vivir otras vidas. Y disfrutar y sufrir y aprender de ellas.
Y el lector se va empapando entonces, poco a poco, de la lluvia que llueve en la tierra del Sr. Friedrich.  De la llovizna constante que te va calando los huesos, de la neblina que te va nublando la mente, doblegándote tus fuerzas, sacándote de la calle, para llevarte a un aislado rincón y fijarte con sus grilletes contra la pared.
Y si te atreves a hacerle frente al Sr. Friedrich, entonces deberás prepárate para una lucha sin cuartel, para no renunciar a nada de lo que tienes, de lo que conservas, salvo que ya no puedas más. Y esto último tal vez te lo tengan que decir otros.

Por eso “Fotos de un adiós” es un libro que te llena de alegría, de valentía y de comprensión hacia el ser humano.

Porque todos tenemos, sufrimos, padecemos una ataxia, la ataxia de la muerte que, al final, nos ganará a todos la batalla. Pero ese no es el tema. Esa es la cosa más segura y cierta que hay en este mundo. Lo importante es lo que hacemos en el medio. Lo importante es la vida, cómo nos enfrentamos a ella, cómo le sacamos el jugo, cómo jugamos las cartas que nos ha tocado a cada uno jugar. Porque los resultados, como en la parábola de los talentos, deberán ir proporcionados a los medios de que dispusimos.
Por eso María Narro le puso a su libro este bello título de “Fotos de un adiós”. Todos nos despediremos al final. Y quedarán nuestras fotos.  Aquí las hay muy variadas, como en el álbum de cada cual, pero  en terreno difícil, cuando logran sobrevivir, dicen que se crían las flores más hermosas de todas.

Respecto a la manera de decir, yo creo que María es una escritora inteligente, sensible, detallista, ocurrente, con unos diálogos chispeantes y chisposos. Que conoce bien las emociones del ser humano donde, además, las mujeres, por lo general, suelen llegar más lejos. A mí la parte del libro que más me gusta es la relativa al noviazgo de la pareja. Ahí, creo yo, que es donde se cruzan el futuro, la ilusión, el compromiso, con  la verdad desnuda de la enfermedad,  y sus devastadores efectos, que es el núcleo de esta historia.  Una historia de superación.

Pero el libro es muchas cosas más. Hay relatos, poesía, lirismo, viñetas históricas  por las que sigues la época en que se desarrolla  la acción, reivindicaciones y llamadas de atención sobre un mundo construido sin tener en cuenta a los minusválidos, historias paralelas de otras personas, amigos y conocidos de la protagonista, muchas de ellas llenas de enjundia. Creo que es el primer libro de María Narro. Y en esto se nota. Como yo también me lo noto en el mío. Quieres poner tanto en él, tantas cosas diferentes que has remansado durante tanto tiempo
que, a lo mejor, distraes la atención de algún lector, aunque no haya sido mi caso.

Y también me gusta mucho esa parte final donde la protagonista encuentra en la comunicación y en el arte ese plus, esa forma excelsa de aportar ella a los demás
con las armas en las que se siente fuerte. Tal vez este primer libro fue un primer paso, fundamental, en esa dirección. En la de ser escritora.

Y el humor, socarrón, ingenioso, vitalista que inunda todos los rincones de este texto.

Cuando María me envió su libro ya me lo advirtió: Es una edición descuidada, donde el editor se ha tomado muy pocas molestias en hacer su trabajo.  Es verdad, aunque no empañe en absoluto la calidad de estas “Fotos”, la belleza de este jardín.

Tal vez mereciera la pena una  nueva edición revisada de este fantástico libro. Ya sé que en este oficio, tanto María como yo lo sabemos,  las cosas no son fáciles, ni mucho menos rápidas y todo lleva su tiempo. Hay que insistir y no desanimarse jamás.  Pelearse tanto casi como con el Sr. Friedrich. Hay que llenarse de paciencia y de tesón, cualidades que yo creo que a María Narro no le faltan, y mucho menos empuje, y que forman parte, en mi opinión, del maravilloso oficio de escribidor.
Y toda la suerte del mundo, que te mereces, y que te desea tu compañero en estas lides, paisano y  amigo.

Francisco Rodríguez Tejedor