miércoles, 22 de junio de 2016

BIBLIOTECAS: ALMACENES DE CULTURA






 

     Sí, las bibliotecas son los grandes almacenes de la cultura.  En los que, gratuitamente, puedes vivir todas las vidas adicionales que desees.
     Hoy me han informado de que mi novela "Memorias del sauce curvo" se llevará a todas las bibliotecas de la provincia de Guadalajara. Ojalá se extienda también a las de la  Comunidad Autónoma. Y luego a las del Estado.
     Me alegro mucho por mi pueblo, Sacecorbo, claro. Y por el niño Germán. Y por todos sus amigos que ya nunca morirán.
     Pero, sobre todo, me alegro por las inyecciones de vida, de ilusión, de inocencia, que podrá aportar a quien se acerque a sus páginas.
     Poco más tarde me comunican que "Memorias del sauce curvo" sigue siendo el libro más popular y más vendido de Editorial Alhulia  por quinto mes consecutivo.
     Está claro que el el libro no es del autor que lo escribe, que ya lo disfrutó en su momento, sino de todos aquellos lectores anónimos que se acercan a  vivirlo.

Descargas en:

http://www.casadellibro.com/busqueda-generica?busqueda=alhulia&nivel=5&novedad=-1&formato=-1&idcategoria=-1&tipoAccion=-1&edad=-1&tipoproducto=-1&condicion=-1&idioma=-1&valoracion=-1&encuadernacion=-1&estadousuado=-1&idlibrero=-1&precio=-1&idcoleccion=-1&tipolector=-1&estadolectura=-1&udm=0&itemxpagina=60&ordenar=10

miércoles, 8 de junio de 2016

EL ARTE DE DESAPRENDER



EL ARTE DE DESAPRENDER.

Hoy precisamente he acabado de realizar una dieta. He bajado 14 kilos que me sobraban: probablemente un kilito acumulado de más, durante  cada uno de los últimos catorce años.

Catorce años hace, precisamente,  que dejé de fumar. Recuerdo que el argumento que me di para tal ocasión es que ya me había fumado todos los cigarrillos que me tenía que fumar: lo había hecho en toda situación y circunstancia así que para qué más, me dije. Eso y, sobre todo, que había visto como mi padre, lo había conseguido también a esa misma edad, claro. Yo no iba a ser menos. ¡Cuánto me alegro de ello!

Son un par de ejemplos del arte de desaprender. Por un parte me digo, nos decimos: ¡que me quiten lo bailao de todas las buenas comidas que me haya podido dar en estos catorce años y de todos los pitillos que me fumé en su día, la mayor parte en buena compañía! Pero, por otra, tenemos la necesidad de corregir ciertos excesos, ciertas inercias, que nos lastran nuestro presente y nuestro porvenir.

El viejo arte de desaprender. Porque es muy importante aprender y crecer. O, lo que es lo mismo, vivir y disfrutar. Pero no lo es menos, sino tal vez más, echar, solo de vez en cuando, eso sí, una mirada hacia atrás y vernos en perspectiva. Y sacar nuestras conclusiones.

De lo mucho que aprendemos, que vivimos, que experimentamos, tal vez haya una pequeña parte que ya nos sobra. Que es solamente una inercia mecánica sin sentido ya en nuestra vida actual.



Y todo esto debe hacerse  sin obsesionarnos en ello, claro. Hombre, yo creo que tampoco me paso en el arte de desaprender: ¡catorce años, y catorce kilos, mirando para otro lado!

El otro día un compañero escritor me insinuó que deberíamos también examinar nuestra  obra y nuestro estilo con tal fin. ¡Miedo me da cuando me ponga a ello! ¡Y coja la tijera de podar!

Supongo, eso sí, que todo quedará en beneficio de los lectores. Es un buen argumento para empezar, ¿no?