jueves, 31 de diciembre de 2015

FELIZ AÑO Y FELICES PROYECTOS




Ahora que termina un año y empieza el siguiente no puedo dejar de acordarme de aquella frase de Antoine de Saint-Exupery, autor de uno de los libros más fascinantes que ha dado la literatura universal, “El principito” : “Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua”.

Y no hay nada mejor, en mi opinión, que ir soñando cada uno, en nuestros propios pozos, en los que deberemos abrevar nuestra sed de trascendencia, de eternidad, durante el largo año que nos espera a la vuelta de la esquina. O tan solo de sosiego, también de excitación, de júbilo y placer. O lamernos en ellos las llagas y restañarnos las heridas que da la amargura y la tristeza. Porque de todo habrá en la viña del señor.




A mí, como escritor,  me reconforta aquella vieja sentencia: “El que escribe en el alma de un niño, escribe para siempre”. Así que muy probablemente seguiré escribiendo sobre el niño Germán, empezando la segunda parte de “Memorias del Sauce Curvo”, que cubrirá la adolescencia y primera juventud de nuestro protagonista (más o menos hasta los 25 años). Me apetece mucho y, además, me lo ha pedido bastante gente.  Se llamará “Lejos del Sauce Curvo”. Y si no lo termino este año lo dejaré muy encaminado para el siguiente.

Uno de los grandes novelistas en lengua inglesa, George Bernard Shaw, escribió: “Los espejos se emplean para verse la cara, el arte puede leer el alma”.  Y eso pretenderé yo, humildemente, con una ambiciosa novela que acabo de empezar al filo del fin de este año y que tratará sobre la venganza, ese sentimiento tan humano, tan arraigado y profundo en su naturaleza, que ahora precisamente nos recuerda la nueva versión cinematográfica del Macbeth de Shakespeare y que también será el trasfondo de una película en la que he colaborado como guionista y que, si no pasa nada, se rodará en Semana Santa. En la novela se recogerá, más o menos, la misma historia que en la peli. No tiene todavía título,  pero bien podría ser: “La venganza es siempre un menú de varios platos”.

Y por último, y siguiendo a Yasunari Kawabata y su famosa sentencia: “La literatura no hace sino registrar los encuentros con la belleza”
tengo un tercer proyecto todavía en pañales: Hacer un biopic para televisión sobre un autor literario español importantísimo en el Siglo XX. No puedo decir más. Veremos en las próximas semanas cómo de viable es.

Así que , como dije al principio, soñaré en la travesía de 2016 con estos tres pozos de agua fresca y saludable. Porque como nos recomendaba uno de los grandes escritores europeos de todos los tiempos, Gustave Flaubert: “Amad el arte. Entre todas las mentiras, es la menos mentirosa".


FELIZ AÑO PARA TODOS Y QUE REALICÉIS EN ÉL VUESTROS MAS ÍNTIMOS PROYECTOS.

Francisco Rodríguez Tejedor.


jueves, 24 de diciembre de 2015

HISTORIA DE NAVIDAD





     Le habían encargado hacer aquel año el belén. Era un belén de musgo, verde y suave, de terciopelo, de los de verdad.

      Lo fue a buscar por las rocas de las veredas, entre regatos y escarcha.

     Cuanto lo tuvo creó con él  aquel paisaje de suaves colinas y de ríos con agua cristalina, que trajo de la fuente. Puso las casitas blancas de tejado rojo y, en el prado, los pastores con sus rebaños.  Tras una loma venían los tres reyes con su séquito y, en el centro, aquel humilde portal, hecho con cuatro trozos de corteza de pino, y un burro y una vaca de ojos fijos y brillantes, que daban su calor a aquella joven pareja con niño rubio.

     Fue inmensamente feliz cuando terminó aquel mundo en miniatura que ocupaba todo el aparador del salón. De premio, sus padres le dejaron, por primera vez, ir a la hoguera gigante de Nochebuena que hacían en la plaza. Nunca olvidaría aquellas vivas llamas que serpenteaban hasta el cielo, ni aquel cálido resplandor.




     Tal vez por eso, cuando fue haciéndose mayor, orientó su vida hacia la arquitectura, construiría nuevos mundos como aquel primero y todos los inviernos podría celebrar renovadamente aquella primera Navidad.

     Y así ocurrió, durante muchos años: Primero fueron unos cuantos chalets, luego un pequeño polígono en el barrio y, últimamente, una urbanización entera que se denominaría “La llamarada”, en recuerdo precisamente de aquella primera que sintió, y que por mucho que lo intentaba, no lograba equiparar.

     Hoy pasea, aterido de frío, por un esqueleto de andamios y grúas mudas, que rodean  a centenares de casas sin terminar. Los jardines, aquellos elegantes parterres vistosos de las maquetas hechos con verde musgo, son un desolado cementerio lleno de escombros, de ladrillos y cascotes por los que deambulan las ratas.  Y recorre con su mirada todo aquel mundo que él había diseñado y solo encuentra deudas, hipotecas sin pagar, ambiciosos y especuladores huidos precipitadamente y un tiempo de efervescencia, de descorche, de burbujas, que se acaba.

     Mañana será Navidad y, antes de abandonar el sitio, llegar al coche y cruzar las grandes puertas de entrada enmarcadas con muros de piedra, se detiene junto a ellas y, en la umbría, observa cómo un musgo de un verde intenso, de estreno, se cose a la pared con la ilusión de todos los años.

     Para él será la última Navidad, piensa, mientras se agacha y recoge el musgo de las piedras. Está acabado y sin fuerzas para continuar. Ya no habrá jamás navidades como aquella primera, que no ha olvidado, ni olvidará jamás.

     Así que cuando llega a su casa hace un belén pequeño con aquellos trozos de musgo y se prepara para pasar con los suyos aquella noche, como si fuera la última de verdad: no habrá tiempo para los recelos, ni las ofensas, ni las preocupaciones, sino solo para celebrar que están vivos y juntos, que se acuerdan de todo lo que les une y de los que ya no están…

     Y, quién sabe por qué, le va creciendo dentro el calor que le sube como una gran llamarada. Hasta que se cuelga en sus pupilas el espejo de aquel resplandor, de aquella lejana hoguera de cuando era un niño…

     Mientras él se repite, una y otra vez, para no olvidarlo nunca jamás,  el secreto que acaba de aprender:  Celebrará siempre su Navidad como si fuera la última, tal vez lo sea. Ese cálido latido, especial y único,  que te acerca, por veredas de musgo verde y suave, a aquella primera Navidad.




     "Historia de Navidad" se publicó en el libro "Los mejores 101 momentos de amor" y en "La revista de todos".


domingo, 13 de diciembre de 2015

PROYECTOS

   

Se acerca el final de año. La mejor época, sin duda, para hacer balance y, a continuación, pensar en los proyectos para el año siguiente.

Yo me acuerdo de lo que decía Abraham Lincoln: “Al final , lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años”. Mantenerse vivo, curioso, expectante, generoso y útil, que es en lo que yo traduciría la frase del viejo presidente.
Ya lo manifestaba también el importante médico y literato español Gregorio Marañón: “Vivir no es solo existir, también crear, saber gozar, saber sufrir y no dormir sin soñar”. Seguro que, como médico, también hacía hincapié en ello mirando nuestra propia salud: física y también mental.

Pero todo esto viene desde lejos. Desde la antigüedad. Porque estas cosas siempre han estado en la cabeza de toda persona, viviente y sufriente, que ha tenido que administrarse, lo mejor que puede y sabe, el siempre escaso tiempo que le toca a cada cual gastar en la corteza terrestre. Confucio: “¿Me preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir”

Pues eso.

Francisco Rodríguez Tejedor.



jueves, 10 de diciembre de 2015

UN LIBRO PARA RECORDAR LA NAVIDAD



UNA NOVELA PARA GUADALAJARA Y SU GENTE.
EN LIBRERIA LUA - GUADALAJARA.

 Y PARA TODO EL MUNDO.
 EN MADRID : RED DE CASA DEL LIBRO. Y PROXIMAMENTE EL CORTE INGLES.



¡UN LIBRO PARA RECORDAR LA NAVIDAD! ¡Y TANTAS COSAS!



jueves, 3 de diciembre de 2015

OLVIDADA ESQUINA



Había un músico perdido
Tocando el saxofón.
 En esa olvidada esquina.

Tú pasaste por allí.
En esa mañana de domingo.
Huyendo de la rutina.
Tan cotidiana.

Hacía un sol de otoño.
Tan extraño.
Tan evocador.
Y tan dulce.

De repente sentiste la melodía.
O los recuerdos.
O la vida comprimida en un instante, ¡qué se yo!
¿No os habéis sentido nunca así?

Y la música destilaba toda la tristeza,
¡y la sinfonía! del instante.
Y luego se revistió de alegría.
La alegría de existir. De pensar. De sentir.
De estar vivo.

Y tú pasabas por allí.
Mientras el saxofón exudaba toda una vida.
O todas las las vidas en unos compases.
Como todos tus años en un solo momento.

El espacio y el tiempo
En un solo latido.
El amor y la música
En un solo compás.

La vida y la muerte
¡tan juntas!
Tú y tu destino
¡tan inciertos!

Y la vida mostrándose
Tal y como es.
¡Tan intensa!
¡Y tan breve!
Como un instante de luz.
Y de música.
Una mañana de domingo.


En una esquina olvidada.


"Memorias del sauce curvo". Una novela contra el olvido y a favor de la vida.