martes, 21 de julio de 2020

EL AÑO DE LOS PUEBLOS






             Yo tengo varios amigos que han decidido pasar este año todas sus vacaciones en sus pueblos. A donde antes iban poco. O nada. Y creo que si hiciéramos una encuesta a nivel nacional veríamos que esta elección se lleva la palma este año. El año del coronavirus.
            A mí me parece que esta es una de las pocas cosas positivas que nos ha traído este extraño bicho. Volver – como cantaba Gardel – con la frente marchita/ las nieves del tiempo/ platearon mi sien/. Sentir/ que es un soplo la vida/ que veinte años no es nada/ que febril la mirada/ errante en las sombras/ te busca y te nombra./ Vivir con el alma aferrada/ a un dulce recuerdo/ que lloro otra vez/.

           
           Así que este verano, abandonaremos nuestra tendencia a los viajes lejanos y exóticos, tampoco nos queda otra, la verdad, y nos confinaremos, nunca mejor dicho, en nuestros pequeños pueblos que lo saben todo de nosotros. Tengo miedo del encuentro-continúa Gardel- con el pasado que vuelve/ a enfrentarse con mi vida/ Tengo miedo de las noches/ que pobladas de recuerdos/ encadenen mi soñar…
          A mí, aparte de esa inquietud de Gardel, que en realidad te hace sentirte vivo, lo que me produce la vuelta a mi pueblo es una alegría extraordinaria. Esos paisajes puros y limpios que rodearon mi niñez, son la más bella postal que puedo regalarme este verano.
            A ella le dediqué todo un libro, del que me siento tremendamente orgulloso y en el que recalo de vez en cuando, sobre todo en los momentos en que me complico la existencia con mil cosas fútiles, de las que son especialistas las grandes ciudades.
             Disfrutemos pues de nuestros pueblos, de su paz y de su calma, de su buen dormir y mejor comer, de sus eternos paisajes donde se aúnan nuestros más bonitos recuerdos con la nostalgia por los que ya no están.
             El año que viene, volverá el trajín, ¡esperemos!, y  nuestros pueblos volverán a ser  ese lugar olvidado que nunca se olvida del todo, y al que siempre se regresa: la vieja calle/ donde me cobijo/ tuya es su vida/ tuyo es su querer/. Bajo el burlón/ mirar de las estrellas/ que con indiferencia/ hoy me ven volver… - continúa cantando Gardel.

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