Dame tú la respuesta a tantas preguntas. Que solo tú te
haces. ¿Por qué todo no puede ser tan
fácil como para mí lo es?
Tú controlas este juego. Y el sol nace todos los días bañando de luz esos paisajes que están al
otro lado de nuestro visillos.
Yo solo te digo lo que sé: No puedo vivir sin ti.
Tú corres por mis venas.
Te traigo conmigo a la mañana.
Porque tú eres la respuesta al comienzo de mis días. Y al
fin de mis noches.
Tú y yo. Ambos tirando del carro.
Hay un oleaje verde y dorado, que nos mira y que acuna las
orillas del paisaje.
Porque hay variedad de respuestas a la misma pregunta…
¿Por qué tantas
estaciones, tantos oleajes…?
Y un solo faro, en lo más agreste del acantilado.
Luz y esperanza de los náufragos.
Testigo y vigía de los mares,
Donde la poesía nos une, una noche más,
Mientras los transitamos…