domingo, 12 de agosto de 2018

MUERTE DE UN ESCRITOR



MUERTE DE UN ESCRITOR




Me acabo de enterar de la muerte de un compañero. Que me ha golpeado de una manera especial. Por su juventud, por su fuerza, por su calidad, por su ambición.
La muerte elige sus buzones como el cartero siniestro se acerca a la dirección, que nadie conoce, pero que alguien ha escrito en su agenda.
Yo me quedo con su esencia de escritor. De alguien que consideraba su voz imprescindible, digna de oírse en el griterío ensordecedor que trata de llegar al oído del lector ávido de respuestas: a su ocio, a su inquietud interior, a su impulso vital de escuchar otras voces, a su soledad…
Y, Enrique Laso Fuentes, nos llevaba varios cuerpos de ventaja en ese empeño. En la ambición de alzar su voz, sin ningún altavoz adicional apoyándolo. Se había convertido en uno de los escritores más leídos del mundo. A pleno pulmón. Por sus propios méritos. 
Nos felicitábamos por nuestros cumpleaños, que tan bien recuerda Facebook y, de forma puntual, por el lanzamiento de nuestros libros. Siempre lo consideré un hermano mayor, a pesar de su juventud. Y siempre lo sentí cercano, porque presumía de que sus libros más queridos, algunos poemarios y algunos libros de gran calidad, no se vendían tanto como sus grandes éxitos. 
La semana pasada, sir ir más lejos, lo estuve escuchando en la entrevista que le hacía Ana Nieto: “Triunfa con tu libro”.
Yo sé, desde hace tiempo, que un escritor no es más importante que un hombre que hace puentes, o construye carreteras, o atiende en un mostrador a las personas que se acercan al mismo. Pero, permítanme, que yo lo sienta de una manera diferente. Porque, un escritor se va dejando, en cada palabra que escribe, un reguero de su propia palabra, de su propia existencia vital, tal vez como el hombre que hace puentes, o enseña en un pueblo perdido a los niños cómo amueblar adecuadamente su mente. 
Simplemente es que yo lo siento más cercano. 
Nos quedarán, a los demás, tus palabras. Nada más. Y nada menos. Que permanecerán, para siempre, en nuestra memoria.
Y tu presencia, y tu recuerdo, a tu familia. Y a todos lo que te quisieron. 
Y te leyeron.