viernes, 13 de diciembre de 2019

NO ME DIGAS






No me digas por dónde tengo que ir.

Si yo solo quiero que me envuelva la niebla de este otoño
en la que se pierden todos los senderos,
allí donde comienzan las nubes
y la noche extiende su capa interminable.

Ni tampoco me digas que no beba para olvidar.
Si el alcohol aviva las certezas, las verdades,
de que la vida es una continua derrota
desde el minuto uno
hasta el agónico final.

¡Quién pudiera escapar de nuestro destino!
¡Quién pudiera abrir la puerta de la jaula que encierra
la belleza que una vez tuvieron nuestras alas!

Solo somos una fila de hormigas
que camina ordenadamente al precipicio,
ese barranco donde desaparecerán las plumas
que cobijaron nuestros sueños imposibles
para siempre.

A veces me consuela
la otra vida, real o inventada,
que, de vez en cuando,  se acerca
y me susurra al oído
esa música celestial
que deben componer los ángeles

Nada sería más amable,
¡ni más justo!
que ese premio final
que se otorga a los niños ciegos
que juegan a la piñata.

Ese pasatiempo en el que,
cuando se acaba,
cuando cae la venda al suelo,
vuelven las risas.
Y el miedo desaparece.





 De "Poemas del último camino y de las últimas flores"