PARA NUESTRO CAMPEÓN, EN SU DÍA.
Aunque este es un diario literario, tengo que hacer una excepción con este doce de mayo, como lo hice el pasado siete de abril.
No solamente porque cumples la bonita cifra de 24 años, que también. Sino porque esta semana vas a dar un paso muy importante en tu carrera profesional. Y queremos estar a tu lado.
Llegaste con tus rizos rubios y tu sonrisa siempre en la boca y nos trajiste mucha alegría. Cerramos contigo esta familia. Y, desde entonces, hemos peleado, y soñado, todos juntos.
Siempre tuviste las cosas muy claras. "¿A quién quieres más, a mamá o a papá?". "Yo, a mi hermana Ali". "Qué quieres ser de mayor". "Pues está muy claro, rico". No hay diplomático más hábil que tú.
Ahora te vas a convertir en un financiero importante de algo tan exótico como los cables submarinos. Y tiene mucho mérito: tu padre proviene de un pueblo de secano, donde no hay río alguno y, encima, nada fatal.
Nos gusta que seas un soñador. Como tu hermana. Con los pies en la tierra, por supuesto. Bueno, a partir de ahora, también en el agua.
Te deseamos toda la suerte que te mereces, que es muchísima. Y estaremos siempre a tu lado. ¡Siempre!
Y esta noche lo celebraremos como también nos merecemos todos.
He buscado por los álbumes de fotos viejas, que hacía años que no miraba, así que gracias por esto también, y he seleccionado un puñado para ti. Para nosotros. ¡Va hoy por nuestro campeón!