sábado, 16 de febrero de 2013

COMO ENTRE LIMONEROS DE UN PATIO DE SEVILLA



     A Albada me une el hecho íntimo e importante de haber dado nuestro primeros pasos literarios juntos en aquel blog pionero en sus primeros tiempos que era el Eskup del diario El País. Luego fuimos también pioneros en aquel experimento fundacional del blog literario 280ypunto.Relatarium donde recalamos una panda de amigos virtuales que nos habíamos disfrutado mutuamente en El País y queríamos seguir haciéndolo. Después fuimos disgregándonos, como no podía ser de otra forma, y la mayoría de nosotros fundamos nuestros propios blogs en un afán de crecimiento.

    Pero queda el poso de aquellos orígenes, ese légamo hecho de infancia, de aroma primigenio pleno de las primeras intuiciones, de las primeras sensaciones literarias. Hoy, Albada nos ofrece una valoración de mi novela hecha para Lenka21, que rescata la esencia, ella que me conoce tan bien, de todo lo que uno quiso decir en ese primer libro en el que te vuelcas de una forma tal como, quizá, no lo volverás a hacer nunca.  Un abrazo y gracias Albada por todo ello y otro por escribir tan bien.



http://lenka-21.blogspot.com.es/2013/02/el-dia-que-fuimos-dioses-de-rodriguez.html

"Es una novela con una narrativa poética muy marcada. Con personajes de vuelta de demasiados dolores y quebrantos de esquinas.

Un escritor convive con personajes marcadamente humanos, que en la prehistoria de sus días se sintieron, como dioses, en un edén que acabó por ceder a la realidad.

Sus letras tratan con el mismo mimo a todos los personajes, incluso los secundarios. Ese exquisito trato que la sensibilidad arropa por cada rincón de la novela.


Contiene intriga, amor, paisajes españoles y extranjeros, amor y desencantos, pero por encima de todo, como en un bodegón de personas y aromas enquistados en cada una de ellas, consigue un equilibrio de formas y contornos, donde Machado pudiera perderse, como entre limoneros de un patio de Sevilla.


Recomendable para perderse de la mano de un escritor en plenitud, por callejuelas de episodios vitales, Y asímismo para encontrarse, en alguna esencia de la juventud, que aún late dentro de nuestra piel, aquella que alguna vez nos vistió, a nosotros, de pequeños dioses."