domingo, 15 de abril de 2018

DÍAS DE CINE





     En “Memorias del Sauce Curvo” cuento la magia indescriptible que me produjo visionar mi primera película exhibida contra la pared de yeso del viejo salón municipal. Luego, en el internado de la SAFA de Sigüenza aquella película que nos ponían los domingos en el salón de actos, suponía, sobre todo durante el duro invierno, la única oportunidad de salir de aquellos recios muros y viajar, imaginar, huir a otro sitio. Que eso es lo que significa, en realidad, soñar.

     De ahí, y de las miles de películas que  he visto después arranca mi gran vocación al cine,  que no llega a la literaria pero que pugna con ella.

     Ahora ya no veo el cine solo desde fuera, como espectador, muy asiduo, desde luego, sino también, modestamente, como participante de la fábrica de los sueños que lo produce. Y, realmente hace falta ser un gran soñador para, desde la perspectiva de un cine independiente, atreverse a sacar adelante un proyecto en el mundo de hoy..

     Y en esas estamos: el sábado presenté, auspiciado por la Comunidad de Madrid y la SGAE, que eligieron un guión mío, “El 236 un mundo maravilloso”, en el encuentro guionistas-productores de este año.

     Fue muy bien, la verdad: el cortometraje, prácticamente, ya está encaminado, dentro de los tiempos lentos de esta industria: podría rodarse a mediados de 2019. Y el largometraje “Cinco Estremecimientos” fue muy bien recibido y entraremos en conversaciones más profundas con las productoras interesadas, para presentarlo a los concursos y subvenciones del año próximo. Un sueño, como toda esta industria.
















     También participaré en la producción de un proyecto de mi amigo Manuel Serrano y su productora “Tus ojos”, mucho más inmediato: se empieza a rodar el próximo mes, entre España, Colombia y Angola. Una película sugestiva y estimulante, al estilo de Boyhood, que narrará la vida real de 3 niños en estos países que comienza  a sus diez/doce años y terminará a los 20. Se harán tres películas para cubrir todo este tiempo. Un cine que cada vez me interesa más: divulgativo y educativo, un cine de valores, destinado, no solamente a las pantallas, sino a las aulas de los colegios.  La película se llamará con este nombre tan bonito: “Conmigo vienen semillas de alegría”

     Días de cine. Días de mucho trabajo. De muchos encuentros. Sembrando semillas, que esperemos que florezcan en alguna próxima primavera.

     Escrito para el blog de www.franciscorodrigueztejedor.com