Termina este año especial, único, para nosotros. En el que hemos hecho un alto en el camino y hemos echado la vista atrás.
Ahora no caigo en quién dijo que los recuerdos no son un sofá en el que tumbarse y solazarse con la nostalgia que producen, sino una palanca de crecimiento para el tiempo presente y el futuro.
Para mí, son algo más. Me gusta reconstruir el pasado, ser artesano de lo que fuimos, cincelar tu imagen de entonces, de cómo eras, de cómo te miraba yo. Es una forma especial de quitarnos de encima la herrumbre que han criado sobre nosotros el tiempo y las circunstancias. Y llegar hasta nuestro núcleo. Descubrir con una alegría inmensa que eso no cambia, que seguimos siendo nosotros.
Los fotogramas de entonces me traen: tu sonrisa, tu alegría, tu amor. El bien que me hacían, y el bien que me siguen haciendo. Somos dos planetas girando en nuestro destino, colgados todavía de la ilusión y de la esperanza de un cielo eterno y azul. Todo lo que buscaba entonces, lo sigo encontrando ahora, un poco más sordo, un poco más ciego, un poco más lento. Y un poco más enamorado.
He reunido las palabras para pintarte a ti en ese libro de “Treinta y cinco gramos de oro”, y ahora reúno las imágenes para hablarte en este “Tal como éramos”. He disfrutado haciéndolo un montón, buceando en nuestras fotos, en nuestros poemas y en nuestros recuerdos, que duermen en perfecto desorden, pero tan llenos de vida como entonces.
Me ha hecho tanto bien, que me propongo abordar cada año un trienio de nuestra vida juntos. Con un poco de suerte me ocupará el resto de mi existencia, cuando coincidan pasado y presente en esta obra artesana y personal, que dedico a ese bien que somos nosotros, que para mí tiene un valor inmenso.
Este año se termina, solo me ha dado tiempo a hacer la primera parte de este “Tal como éramos” en aquel trienio mágico de 1987, 1988, 1989, así que ya sé cuál será el primero de los objetivos para el año próximo: hacer la segunda parte y abordar el trienio de 1990-1992.
Muchas gracias por estos treinta y cinco años. En uno de los últimos fotogramas de “Tal como éramos”, puede verse, como fondo de nosotros, que nos acabábamos de casar, un establecimiento con el siguiente rótulo: “El premio gordo en esta casa. Lotería Nacional”. Eso mismo es lo que yo te puedo decir, tras todo este tiempo. Gracias por hacerme sentir tan afortunado.
Y brindo por otro año más: ¡Este 2025 que va a ser tan especial para nuestra familia! ¡No me lo pierdo! ¡Siempre a tu lado! ¡Siempre juntos!