EL
ULTIMO BOLERO: UNA GRAN NOVELA, HETERODOXA, SUGERENTE Y PROVOCATIVA.
Acabo
de terminar de leer esta novela de la
escritora argentina, afincada en España, ELINA HEBE PRADO y todavía me estoy
recuperando de este torrente de palabras, de voces, que te golpea desde el
principio, como una lluvia de pedrisco, de la que no puedes escapar ni
guarecerte.
Yo
ya conocía otros textos de Elina de carácter más intimista y poético. Y siempre
sintonicé con su música. Pero los
compases de este Bolero me han dejado
impresionado, revuelto, impactado y, sobre todo, entusiasmado. Feliz de topar
con una obra de la talla de ésta.
Un
planteamiento, en principio ya manido, como la historia de amor entre un gigoló
y
una ejecutiva, se convierte en las manos de Elina en una disección del mundo de
la pareja: de sus miedos, prejuicios, inseguridades y, también, heroicidades. En la búsqueda del
valor de lo auténtico, de la recuperación de la inocencia, de los ideales, de los sentimientos que están en un mundo perdido, perdido paraíso, del que los protagonistas,
por diversos motivos fueron expulsados
al comienzo de sus vidas y que, a trancas y barrancas, luchan por
recuperar.
Van
cayendo las sucesivas capas de cebolla hasta mostrarnos la desnudez absoluta
de
la soledad y fragilidad humanas. Y de las imposturas, disfraces y conveniencias
con las que cada uno se cubre para ocultar sus propias vergüenzas.
No
es una novela al uso. Los dos protagonistas intercambian el relato en primera
persona, en un sucesivo juego de plano y contraplano, patio y esquina, a través
del cual el lector tendrá siempre una visión ambivalente de los hechos pero,
también, donde lo masculino y lo femenino, y sus contrastes y matices, se
encuentran y desencuentran como un vaivén de barcas contiguas, que luchan por
emparejarse y navegar acompasadas.
Hay
también una disección de instantes, de momentos, de sensaciones, en los que Elina congela el tiempo, lo
retuerce, lo amplifica a través de una
nube de sinónimos, de antónimos, de compases de famosos boleros, que son la
envoltura que cubre la tersura compleja,
rica, variadísima y sugestiva de este texto.
Lo
mismo cabe decir de las voces: una
mezcolanza de lenguaje académico y culto con
casticismos, palabras de calle, tipismos, españoles, dominicanos,
sudamericanos, anglicismos de dominio internacional, que ahonda en la sensación
de lluvia universal, multirracial y multilingüe que nos empapa a todos, porque
es de la naturaleza humana de lo que se habla.
A
mí, como lector, me gustan las obras que me sumergen en un mundo nuevo, cerrado
y diferente. Que tiene su propia atmósfera, su música, sus fragancias, sus
acentos.. En este libro lo he encontrado.
Es
un libro ambicioso que, por lo que explica la autora en una nota final, tardó
muchos años en gestarse y que, por fin, ha podido ver la luz, de momento en
edición digital, en Amazon.
Yo
detecto un gran esfuerzo, una gran ambición en la escritora, que se vuelca en
este libro ofreciendo, como digo, un torrente verbal riquísimo, plagado de
pensamientos, reflexiones, disquisiciones,
citas de películas, letras de boleros, y otras músicas en un retablo
complejo y a la vez ordenado, en el que parece sobresalir la propia voz de la
autora, que se asoma por detrás de los principales personajes que, eso sí,
quedan un poco uniformados, doblegados
por esa voz que los crea, los recrea, con el ímpetu irrefrenable de querer
ofrecer lo mejor.
Un
verdadero placer haber tenido la oportunidad de leer este libro de ELINA HEBE
PRADO. Una obra importante, novedosa,
que a mí, también, como escritor me plantea nuevos retos, nuevas formas y fronteras, para llevar más
allá, como ella lo hace, el arte de
escribir.