Sí, todo se acaba. Hasta yo estoy acabando, hoy, probablemente, o mañana, mi nueva novela Regreso al Sauce Curvo. Ahora se la pasaré a un grupo de amigos lectores de confianza para que me den su opinión y el 28 de octubre estará disponible para los lectores en general.
Me encuentro satisfecho. Aunque, creo que era Picasso quien decía cuando terminaba un cuadro: "No sé si es una obra de arte o una puta mierda". No me atrevería yo a compararme con Picasso, ni por asomo, pero describe muy bien la duda que le queda al autor cuando pone punto final a la historia. Alguna persona que ya la ha leído me ha dicho que es de lo mejor que he escrito. Me quedo con esto. Hasta que lo confirmen, o no, otras voces.
Sí, se acaba el verano. Otro verano más, que quedará en nuestro recuerdo. Hace algunos veranos escribí este "Tiempo de julio". Ahí va:
TIEMPO DE JULIO
El tiempo es la daga que esculpe
las cicatrices de tu agotado corazón.
Dejándote en él ese mensaje cifrado
con su punta de acero
que tú entiendes tan bien.
Sí, el tiempo es solo un mapa de estrías,
un cartograma de ausencias,
que espera la definitiva y última
mueca de tu dolor.
El tiempo nos consume a todos
como un monstruo de voracidad infinita,
dejando solo un reguero de recuerdos.
Como rastro de la derramada sangre
que corre por doquier.
Tú oyes su tic tac y te sientes vivo,
navegando en las ondas de los instantes dichosos
Queriendo ignorar la cercanía de la esquina,
donde caprichosamente gira el viento
del impredecible destino.
Y no hay nada que hacer
sino columpiarte en tu barca.
Mientras el viento sopla, respira,
y te lleva de aquí para allá
rayando un camino en el mar.
¿Qué quedará de ti entre la espuma de las olas?
¿Dónde irá a caer el último sudor de tu frente?
¿Quién querrá y podrá seguir tu huella?
¿Entre tanto trajín, entre tanta gente?
Te preguntas.
Y el reloj del tiempo solo te marca la hora
que él solo entiende.
Mientras cae el sol y se termina julio.
Como también se acabarán un día las flores…
Esas que tú plantaste…
O, eras tú mismo,
floreciendo,
alegre.
Con tus pétalos al viento
en mitad de la tarde…
Hace un par de semanas, en mi último viaje de este verano fuimos al Sur. Un día nos acercamos por Marbella, allí tuvimos una casa a tiempo parcial en una preciosa urbanización: Aloha Gardens. Con unos maravillosos jardines, como su nombre indica. Tenía también una cascada de agua a la entrada, pero parece ser que se le acabó el agua también. Por lo menos, el día que fuimos a visitarla.
A nosotros, nos llenó de nostalgia, aquel tiempo, catorce años, desde 1993 a 2007, en el que íbamos allí todos los veranos y criábamos a nuestros hijos. Aquí, unas fotos de la entrada:
Y un vídeo de algunos momentos de 1994 y 1996 en aquella casa:
El grueso del periodo de tiempo, aquellos catorce años, abarca mi novela, en la que he empleado los últimos tres meses escribiéndola. Bueno, y todo el resto del año, construyéndola en mi cabeza.
¡Cuántos recuerdos de este verano que se acaba!
El último baño, frente al mar del Estrecho.