Algo para ti
Me pides que escriba algo para ti.
Y nada me alegra más que pensar en tu sonrisa:
el faro que atrae mi barco a puerto cada noche.
Y, en la oscuridad sedosa y cálida,
cuando las olas acunen nuestro sueño,
yo me dormiré feliz,
y seguro,
abrazado a tu sonrisa.
Porque tu sonrisa no tiene escudos.
Ni empalizadas.
Ni defensa alguna.
Solo es una invitación constante
a que me adentre en tu corazón.
De donde nunca salgo.
Por mucho que, a veces,
me vaya a lejanos mares
y escriba
sobre
tantas otras cosas.