Muchísimas gracias, reina, por estos treinta y cinco años de amor. Soy el hombre más afortunado del mundo.
Poema 35
Tal vez se oxide este poema,
cuando lo cubra el tiempo
de polvo,
y del olvido,
que lleva consigo
Igual que a los treinta y cuatro
hermanos
anteriores
que le preceden,
en este libro.
Porque no están hechos de oro.
O, tal vez, sí.
Siempre escritos
para ti
con mucho cariño
Solo son el papel regalo,
que envuelve
miles de momentos dichosos
contigo,
a tu lado.
Tantos días
alegres,
que brillan con
tu luz
en el calendario.
Sí, tantos instantes
felices
como caben
en treinta y cinco años
de amor.
Ellos, sí,
gramos de oro,
que no se oxidarán jamás,
fundidos,
eternamente,
en nuestro anillo
de
aniversario. .