martes, 11 de junio de 2024

ESCRIBIENDO

 

Me gusta esta labor de creación que, a veces, es de recreación. De disfrutar de lo que hago. Otras, me inunda la pereza, sobre todo al arrancar.

Me estimulo con música. Con la música soy anárquico, como con las lecturas. ¡Ya he sido tan disciplinado el resto de mi vida! Oigo una canción que me gusta, en el mercado, en una cafetería, mientras espero una serie en Movistar... Sé en unos compases si va a significar algo para mí. Entonces cojo el Shazam del móvil y la capto.

En estos días, y de esta forma, descubro a Cerati. Cuando escuché "Té para tres" creía que era alguien novedoso que irrumpía con estruendo en el panorama musical en español. Me impactó, me quedé sobrecogido. Así que quise saber algo más de él. Descubro que ha sido una de las leyendas del rock y del jazz de Argentina de todos los tiempos. Desapareció hace como unos diez años. ¡Qué gigante, por Dios! ¡Qué suerte haberlo descubierto!


Las tazas sobre el mantel

la lluvia derramada

un poco de miel

un poco de miel

no basta


El eclipse no fue parcial

y cegó nuestras miradas

te vi que llorabas

te vi que llorabas

por eeeeél...


Té para tres.


Cuando ya tengo los sentimientos a flor de piel, agarro mi novela "Regreso al Sauce Curvo". Esta vez no me impongo plazos para terminarla. Sé que rompo uno de mis principios, que es: tienes que escribir todos los días, domingos y días de fiesta incluidos, para que los personajes te inunden, para que te obsesiones tanto con la historia que la sueñes, la sufras, la llores, la disfrutes..., tanto que sea la única cosa que ocupe tu cabeza. Dicen que así tus neuronas buscan conexiones entre ellas, en tu subconsciente, que ni tu mismo aprecias y el resultado es algo íntimo y diferente, único, diferencial, ya digo, de los demás.

Pero yo tengo ya demasiados años, y demasiado oficio. Y estoy tan currado ya, que ahora escribo solo cuando me apetece, aunque, para  mi castigo, me apetezca todos los días. Pero si tengo que ayudar a mi familia o a algunos amigos especiales, lo dejo todo. Antes eso era imposible. Estaba secuestrado por mi obra y solo a que tengo una mujer, todo paciencia conmigo, le debo no haberla perdido, no haberme perdido entre los recovecos de la literatura.

Escribir, escribir... como Sísifo llevando su piedra cuesta arriba. Para volver a caer y levantarte una vez más. Escribir es como hacer rayas en el mar. Como pintar con tinta blanca en el yeso de la pared. Qué importa. De alguna manera hay que pasar la tarde. O la vida entera. Solo es cumplir con tu destino. Como otros construyen puentes. O se tumban en la playa, tripa arriba, y se quedan dormidos durante horas y horas. Y despiertan rojos como un tomate. Como yo me voy a la cama lleno de alucinaciones.

Por eso escribimos para los lectores, claro que sí, pero, sobre todo, para nosotros mismos. Como cantaba Cerati "Té para tres" o pintaba Velázquez el cielo madrileño. Así que vamos allá, cumplamos con nuestro destino. Ya llevo 4500 palabras, solo me quedan 85500. Qué es eso para la cantidad de veces que respiramos al día. ¡Y no nos cansamos ni aburrimos jamás! Vivimos así, gracias a hacerlo. El día que no podamos, ¡se acabó!


Ah, el link para disfrutar a Cerati: https://www.youtube.com/watch?v=3rNpX0eVSEw