viernes, 14 de junio de 2024

NOVIOS

 

 

Hoy estoy contento. Mi novela, Regreso al Sauce Curvo, marcha. Ya llevo 8295 palabras, casi un diez por ciento del total, y los dos primeros capítulos terminados. Me encuentro a gusto con ellos.

 

Hoy he escrito de cuando Clara y Germán se conocieron y se hicieron novios. Esa época tan ilusionante, tan bonita. Yo también lo fui. Qué digo, lo soy en estos momentos.

 

Nos faltan, exactamente, cuarenta y ocho días para casarnos de nuevo. Y andamos, debiéramos andar, mejor dicho, con los preparativos, trajes, etc. Cómo se nota que ya no tenemos nervios. Y los invitados, que serán nuestros dos hijos, no nos preocupan en absoluto. De hecho, son los culpables de que ello vaya a ocurrir, aunque tú no las tengas todas contigo, y creas que todo es cosa mía.

 

Me encanta revivir aquella época, en mi novela, y ahora también, con motivo de este viaje. Lo importante no son los eventos en sí, sino la preparación de los mismos. Yo llevo varios meses trabajando para ello. Para ti. Treinta y cinco gramos de oro, salió en nuestro treinta y cinco aniversario. Ahora pienso añadirle una coda, un epílogo, con los textos que escribí para cada uno de los cuatro vídeos que he estado editando de aquel año mágico de 1989, se llamará Treinta y cinco momentos dorados. He reunido también en una sola película las cuatro que recuperamos en nuestro maletero de Sace, quitando algunas imágenes más personales, claro: https://youtu.be/ITSoYPyBrA0.

 

Sí, estoy reviviendo aquellos tiempos de nuevo. La literatura y el cine, mis dos actividades públicas, me han ayudado a ello. Ahora, en el presente, es tiempo de volver a ser novios. Dicen que los viejos roqueros nunca mueren. Lo digo, porque allí iremos, a Barcelona, a ver al Jefe, a Bruce Springsteen. Nuestros hijos, con un par, nos han regalado dos entradas para su concierto del día 23. ¡Y en pista! 

 

No sé si aguantaremos dando saltos dos horas. Lo único que me tranquiliza es que creo que Bruce tiene unos 74. Y sus fans no le irán a la zaga. ¡Fíjate que hasta podríamos presumir de juventud! Es la monda.

 

Sí, me encanta cuando nos llamamos novios de nuevo. Ya sé que no es verdad. Afortunadamente. Pero yo lo disfruto igual. En el fondo, un escritor, ya lo sabes, solo piensa en su obra. Va literaturizando todo lo que le ocurre. Aunque solo sea, o, también, para que Clara y Germán brillen con luz propia en esta novela. Yo, cuando dejo de escribir, te invito a dar una vuelta, o a cenar, y te cojo de la mano como entonces. Y vamos así, como dos novietes. Eso es lo importante. 

 

Y te veo tan guapa como entonces, o más.  Y le doy gracias a la literatura porque, además de ello, puedo escribirlo, vivirlo de nuevo, sí, escribirlo y publicarlo a los cuatro vientos.

 

Y encontrar tu sonrisa otra vez, aunque siempre la he tenido cerca. Pero me encanta que te vistas con ella, con ese traje de novia que es el que más me gusta que te pongas, el que ha llenado mi vida entera durante los últimos treinta y cinco años. Y que quiero y espero siga iluminándola por siempre jamás.